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La Salsa Romántica es un género que ha cautivado corazones en todo el mundo, pero pocos conocen al verdadero genio detrás de su creación: La Palabra. Este músico cubano, quien hoy reside en Cali, Colombia, dio origen a lo que se conoce como ‘Salsa de Alcoba’ hace 45 años, mucho antes de que artistas como Ray de la Paz, Marc Anthony, Rey Ruiz y su discípulo Luis Enrique popularizaran el género.
Los inicios de un visionario musical
La historia de La Palabra en la música comenzó en Estados Unidos, donde vivió por más de 15 años antes de dar forma a la Salsa Romántica. Su viaje lo llevó a Detroit, donde estudió piano, y luego a Nueva York, donde tocó junto a grandes exponentes de la salsa como Bobby Cruz, Johnny Pacheco y Eddie Palmieri. Sin embargo, su amor por el sonido de Motown y artistas como Smokey Robinson, The Temptations, The Four Tops, Ben E. King y James Brown, marcaría su rumbo definitivo en la música.
A finales de los años 70, en Los Ángeles, el destino lo llevó a una audición con nada menos que Stevie Wonder, quien lo incluyó en un proyecto musical. En ese entonces, La Palabra era conocido como Fito Foster, y aunque su carrera estaba ligada al soul y al R&B, su pasión por la salsa nunca desapareció.
El nacimiento de la Salsa Romántica
Fue en Hollywood donde La Palabra comenzó a explorar la idea de convertir la balada en salsa. Se unió a la Orquesta Versalles como pianista y, en 1980, grabó la icónica canción Todo se derrumbó. Esta pieza fue un éxito inmediato y, según La Palabra, fue la chispa que encendió el fenómeno de la Salsa Romántica a nivel mundial. Su siguiente éxito, Lady, consolidó aún más el género.
La Orquesta Versalles tocaba en el famoso club Candilejas, en Sunset Boulevard, donde La Palabra captó la atención de una admiradora que le propuso grabar un álbum completo de Salsa Romántica. Sin embargo, en ese momento, él no creyó en la viabilidad comercial del proyecto y lo rechazó. Aquella mujer, determinada a hacer realidad su visión, contactó a Louie Ramírez y Ray de la Paz, quienes llevaron a cabo la idea y cosecharon un éxito masivo con un álbum basado en la fórmula de La Palabra.
Traiciones y una segunda oportunidad
Al ver el impacto del álbum de Ramírez y De la Paz, La Palabra entendió que su creación tenía un enorme potencial. Decidió mudarse a Miami, donde su canción Lady ya era un hit, y llevó consigo a un joven talento que se convertiría en una estrella: Luis Enrique. Sin embargo, las dificultades en Miami fueron abrumadoras. El racismo en la industria lo dejó fuera de muchos clubes y, para empeorar la situación, Luis Enrique firmó con CBS (hoy Sony Music) sin reconocer el trabajo de La Palabra en su carrera. Esto llevó a disputas legales en las que su propio abogado lo traicionó.
Desilusionado, La Palabra dejó los escenarios y se refugió en trabajos alejados de la música. Miami, en ese entonces, era un epicentro de narcotráfico y violencia, y la desesperación lo llevó a tomar malas decisiones. En un intento por salir adelante, se vio envuelto en un negocio que lo llevó a ser arrestado en Georgia por posesión de drogas.
Renacer tras la adversidad
Durante su tiempo en prisión, La Palabra estudió derecho y ayudó a otros reclusos. Pero su mayor redención vino al recuperar su pasión por la música. Tras su liberación, volvió a la industria con una de sus canciones más icónicas: El Tun Tun de tu Corazón, que se convirtió en un éxito mundial.
Hoy, La Palabra sigue siendo una leyenda viva de la Salsa Romántica. Reside en Cali, Colombia, y realiza giras por Estados Unidos, Canadá y Europa. Además, está preparando un nuevo álbum que verá la luz este año.
Un legado inmortal
La historia de La Palabra ha sido plasmada en su libro Mi Nombre es La Palabra, una biografía best seller que relata los desafíos y triunfos de su carrera. Su vida es un testimonio de resistencia y pasión, un ejemplo de cómo la música puede trascender adversidades y dejar una huella imborrable en la historia.
Con su legado intacto y su espíritu inquebrantable, La Palabra sigue siendo el verdadero creador de la Salsa Romántica, un género que nació de su visión y que continúa conquistando generaciones.